Privatizar hasta el agua,es el primer paso para más tarde poder privatizar hasta el aire.
En Madrid,desde hace años,su campechana y locuaz presidenta doña Esperanza Aguirre intenta,con el beneplácito de ciertos sectores empresariales y políticos,privatizar el Canal de Isabel II que es la entidad encargada de gestionar y distribuir el agua de la Comunidad de Madrid.En otras palabras,Doña Esperanza quiere que los madrileños dejen de preocuparse por el agua y empiecen a preocuparse por los recibos para poder pagarla.
En los políticos de corte conservador de nuestro país hay un ansia que provoca el desmantelamiento de cualquier estamento público (funcione este o no) para dárselo en bandeja a alguna empresa o corporación privada (y casi siempre con muy buenas conexiones con el político encargado de realizar dicha privatización).
Esto que en otros países suele ser excepción,aquí en este país es norma y me atrevería a decir que de obligado cumplimiento,por el cariz que ha tomado el asunto privatizador especialmente dónde el Partido Popular gobierna,ya sea a nivel de alcaldías,autonomías y si me apuran hasta comunidades de vecinos,que la privatización no conoce fronteras ni falta que la hace y de leyes entiende de las que le parece,faltaría más poner impedimentos de ningún tipo a las leyes del mercado.
Pienso que hay ciertas cosas que nos pertenecen a todos por igual y es el Estado el encargado de gestionar y controlar el uso,disfrute y cobro de esas ciertas cosas.Una de ellas es el agua.Un bien tan básico,esencial y además cada vez más escaso,no puede ni debe estar en manos privadas jamás ni bajo ningún concepto.
Una empresa privada (porque no es su naturaleza) no puede fomentar el ahorro de un bien tan esencial y cada vez más escaso (vuelvo a repetir),pues su función es cobrar por el consumo y a más consumo,más beneficios.
Esto es lógica y lo demás son brindis al sol o tocar la guitarra (sin tener idea de hacerlo) o llamar "hijo de puta" a algún compi de partido o intentar beberse el agua de todos a costa de todos para beneficiar a unos pocos...y amiguetes encima.
¡Ay!,¡Esperanza!.¡Qué bonito nombre para tan engreída e ingrata persona! ...podría cantarse por bulerías.