jueves, 1 de agosto de 2013

El gato de escayola

Cada vez está más claro. No es que don Mariano Rajoy sea un dron, es algo más básico y elemental. Algo sin tanta tecnología de por medio. Nuestro presidente es un gato de escayola. Hay paragüeros a los que les late con más fuerza el corazón. Nuestro presidente ni siente, ni padece... ni tiene previsto hacerlo a corto y medio plazo. Respecto al largo plazo, tengo mis dudas. Tiene cuerda para rato, pese a que no usa pilas. Es clásico y elemental hasta ese punto.
Hoy, don Mariano Rajoy, se ha dignado (un tanto indignado, cosa que tiene guasa) a dar algunas explicaciones sobre su relación con el extesorero del PP Luis Bárcenas, actualmente en prisión, y la financiación irregular de su partido. Ese partido conservador y católico, vamos, de derechas de toda la vida, que se propone cómo ejemplo de españolismo, decencia y honradez. Palabras estas que se venden por cuatro perras en el mercadillo político.
Don Mariano ha dado unas explicaciones que no han explicado nada. Nada raro a poco que se le conoce.
Tras empezar recordando a las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela, por aquello de que se vea que no todo se la debe de traer floja (pese al corta-pega del pésame oficial que mandó desde Moncloa), empezó a leer su guión punto por punto, hasta el extremo de leer hasta los apuntes "fin de la cita" escritos en sus papeles. Me parece que al personaje (pues está empezando a dejar de ser persona) de Rajoy le están empezando a colgar las etiquetas con el precio en los trajes que le compran.
Decidí seguir su discurso por la radio. A los cinco minutos de empezar a oír su discurso, "fin de la cita" incluidos, me tenía rendido a sus pies. Dormido como un leño, pero a sus pies sin duda alguna.
Tras semanas pidiendo que dijese algo para aclarar este asuntillo de los sobres con dinero negro que se repartían por los despachos de la calle Génova, don Mariano Rajoy, preparado cuál duelo en el OK Corral, retó al resto del arco parlamentario para hoy 1 de Agosto, fecha en la que la mayoría de los habitantes-contribuyentes de este país coge sus vacaciones estivales. A unos cuantos cientos de miles de ciudadanos, estas declaraciones tan esperadas del presidente, les pilló repostando en una gasolinera mientras continuaban su viaje hasta sus destinos estivales. A otros les pilló sentados y adormilados en un autocar, escuchando música por los cascos del iPod, rumbo a la playa.
El lugar iba a ser en un principio en el propio Parlamento, pero debido a unas obras de remodelación (ya es casualidad) que se están llevando a cabo en el Congreso, el lugar se cambió por el Senado. Así de paso se le da algo de uso práctico a tan magno lugar. No hay mal que por bien no venga. Si al final todo acabará teniendo su porqué.
En resumidas cuentas: aquí no ha pasado nada. Don Mariano dice que cometió un error y ya está. Exactamente la frase de marras, y que tiene su miga, es esta: "Cometí el error de creer a un falso inocente, pero no de encubrir a un presunto culpable". Frase que si no me dicen que es don Mariano quién la expresa, creo que sale de boca del sagaz abogado Ironside.
Quitando el latiguillo famoso que puso de  moda el Rey, y que hace furor entre los altos cargos para quitarse marrones de encima y así poder irse de rositas, yo me quedaría con lo fundamental de su discurso, y que es a su vez el núcleo principal del pensamiento conservador de nuestro presidente. Eso se concentra en la siguiente frase: "No voy a dimitir y no voy a convocar elecciones anticipadas". ¡Ahí queda eso! Que si el matrimonio es hasta que la muerte nos separe, los mandatos son hasta que se agota la legislatura. Y al que no le guste que emigre, que el mundo es muy grande.
¿Qué se puede esperar de un gato de escayola? Algunos igual esperaban que maullase... Ingenuos...