¿Quién es este personaje, hasta ayer desconocido para el ciudadano medio español, que hoy se disputan su compañía políticos de la talla de Esperanza Aguirre en Madrid y Artur Mas en Cataluña?.
Sheldon Adelson es un multimillonario promotor inmobiliario de 78 años, cuyo negocio principal son los casinos. Lo que se conocen como casinos resorts, megahoteles con casinos. Su hábitat natural se delimitaba a Las Vegas, la famosa ciudad del juego en Nevada (USA). Mediante la corporación que preside y es de su propiedad Las Vegas Sands, a partir del año 2005 empezó a dinamizar el negocio y la imagen de Las Vegas como la ciudad del juego que nunca duerme que todos tenemos grabada en nuestras retinas y decide exportarla a otros continentes.
En Asia, instala sus mesas de juego en China, Macao y Singapur y una vez que el tintineo de las máquinas tragaperras suena más que el canto de los pájaros por la mañana y a nadie le extraña, decide ampliar más el negocio del juego y su vista se posa en Europa, concretamente en España. Hasta aquí podría ser la típica historia de un megalomaníaco al uso con mucho dinero y con mucha gente a sueldo para hacer su santa voluntad allí dónde su ultraconservadurismo le venga en gana hacer. Pero el caso es que hay unos "flecos" administrativos en cuanto a leyes españolas que habría que cambiar para que el faraónico proyecto lúdico se pueda llevar a cabo, sin hablar de los derechos laborales (sí, esos que ahora parecen ser papel mojado para todo el mundo) que serán arrojados a la basura y de la vista gorda en cuestión fiscal que habría que hacer en forma de exenciones fiscales a la medida del tal señor Sheldon. El proyecto se llama EuroVegas.
Empecemos primero por lo que el señor Sheldon viene dispuesto a construir:
12 hoteles con 36.000 habitaciones, 6 casinos, 1000 mesas de juego, 15.000 maquinas recreativas, 3 campos de golf y alguna cosilla más de la que ahora no me acuerdo (¿algún helipuerto, tal vez?). Un total de 260.000 empleos. Muchos empleos, por lo que a más de un político le empieza a cosquillear la nariz, pero no como cuando se bebe champán, ni siquiera como cuando se bebe cava, sino más bien es el cosquilleo que produce al beber la Coca-Cola. Cantidad y calidad no suelen ir de la mano a muchos sitios, como podemos comprobar en los lugares que ha construido dicho megaproyecto.
Sigamos con las condiciones que a cambio en un quid pro quo nos impone el señor Sheldon para meter su dinerillo en el proyecto. Estas no son todas las condiciones, son algunas nada más, pero llamativas son un rato:
Dos años de exención en el pago de las cuotas de la Seguridad Social para sus empleados. Un aval del Estado para solicitar un préstamo al Banco Europeo de Inversiones de 25 millones de euros. Exención de los impuestos estatales, regionales y municipales durante dos años, además de ventajas respecto a la fiscalidad inmobiliaria y del suelo durante diez años.
Modificación del Estatuto de los Trabajadores para acabar con la regulación de los convenios colectivos del personal empleado.
Modificación de la Ley de Extranjería y privilegios legales para la contratación de personal extranjero. Cesión del suelo público que sea necesario, incluyéndose las expropiaciones necesarias y el cambio de ubicación de las viviendas protegidas que pueda haber.
Exclusividad de diez años en el uso del suelo.
Cambios en la ley contra el blanqueo de capitales.
Eliminación de la Ley Antitabaco en el complejo.
Autorización de entrada de menores en los casinos y de ludópatas reconocidos legalmente como tales. Construcción de las infraestructuras y carreteras que se soliciten...
Eso es disparar con bala y tener las ideas claras.
De sus simpatías con el partido republicano norteamericano en particular con su ala más radical y ultra, no voy a extenderme. Sólo algunos apuntes que dice mucho del ideario de este señor de Boston, prosionista para más señas (dice que el estado palestino es un estado inventado). Se dice así mismo " el judío más rico del mundo"(¿?). Aportó 10 millones de dólares a la campaña del candidato republicano Newt Gingrich, además de financiar a los republicanos por otros medios indirectos. Financió con unos 30 millones de dólares a "Freedom’s Watch" un grupo creado para contrarrestar a los grupos demócratas y en particular al también multimillonario George Soros simpatizante de estos. En Israel es dueño del periódico "Israel Hayom" desde el que ejerce gran influencia en la opinión pública, además de ser amigo personal del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y firme partidario del partido Likud. "¿Por qué tengo yo que pagar más porcentaje que el resto?", es una de las preguntas que se suele hacer así mismo y hace a los que están a su alrededor en cuanto tiene oportunidad. En su última entrevista para la revista Forbes suelta una pequeña perla como esta:“Lo que me aterroriza es la continuación del estilo de economía socialista que hemos estado experimentando durante casi cuatro años. Eso me aterroriza porque la redistribución de la riqueza es el camino a más socialismo y más control de la vida de la gente”. También en esa entrevista da sus claves para invertir: crisis y alto porcentaje de desempleo. En eso a España sí que le ha tocado el premio de las tragaperras y aquí el señor Sheldon viene alegre y dispuesto para entregárselo. Voy a dejar de lado también los efectos colaterales que han tenido sus proyectos en las ciudades que han sido agraciadas con su dadivosa y benefactora inversión en forma de aumento de delitos relacionados con las drogas, la prostitución y las extorsiones que han florecido como margaritas en el campo en primavera alrededor de sus complejos turístico-lúdicos.
El señor Sheldon, no es un simple y multimillonario empresario sin más.
En los cuentos infantiles, el personaje del Ogro se suele llevar a los niños, que además son siempre pobres (no se suele llevar a los hijos de los reyes o príncipes) para luego comérselos en su guarida. Aquí en España somos más de Sacamantecas, cuya leyenda dice que secuestraba a los niños para sacarles las magras. Los niños son hoy una especie protegida y casi en extinción en nuestro país, pero de lo que andamos sobrados es de mano de obra dispuesta a dejarse la piel de sus manos barajando cartas y sirviendo copas durante 10 o 12 horas al día, seis o seis días y medio a la semana (si no son los siete del tirón) por unos míseros mil eurillos (que se quedarán seguramente en 700 u 800 y ojalá me equivoque).
Sacamantecas Sheldon ha llegado a España y nuestros papis le han abierto la puerta. Niños, corred.