miércoles, 11 de enero de 2012

Hay que ponerse al día.

Cada vez está más claro que esta democracia acaba justo dónde empiezan los beneficios de los bancos, empresas y corporaciones que manejan como marionetas a los políticos (los que se dejan, que parecen ser una gran mayoría) para lograr su único y exclusivo objetivo, que no es otro que enriquecerse más, así de sencillo.
Al igual que el petróleo que se está acabando, mas que nada por la dependencia exagerada y total hacia el mismo y por los beneficios que ello reporta a sus explotadores; la forma de hacer dinero que tenía el capitalismo se está agotando. Y pongo el ejemplo del petróleo junto al capitalismo en un intento de hacerles pasar como sinónimos, pues desde su descubrimiento como fuente de energía y su extensión por el planeta como practicamente la única fuente energética capaz de seguir moviendo este tinglado, el capitalismo dio el salto que necesitaba para crecer y hacerse adulto. El capitalismo busca exclusivamente el beneficio económico y además inmediato. Las fuentes de energía son imprescindibles para el crecimiento económico, por eso el capitalismo busca siempre controlarlas. Pero no nos equivoquemos, no las quiere controlar porque eso le de poder, sino porque eso le reporta beneficios. El capitalismo desea el poder en la medida que este le reporte dinero. El capitalismo puede pasar perfectamente sin ocupar los puestos de los dirigentes mundiales, es decir de los políticos (con comprarlos y sobornarlos le basta), mientras sus beneficios sean jugosos, si estos beneficios empiezan a disminuir, el capitalismo tomará el poder él directamente...como de hecho está ocurriendo ahora y aquí mismo en Europa con los gobiernos tecnócratas de Italia y Grecia, y algunos ministros tecnócratas como el ministro de economía, sin ir más lejos aquí en España, por ejemplo.
Se me ha puesto entre ceja y ceja que sin el petróleo el capitalismo actual habría quedado como un snob y elitista juego de mesa para que los aristócratas y ricachones pasaran los ratos muertos, entre taza y taza de té bebida con el dedo meñique alzado o entre descanso y descanso de partida de cricket.
Hasta hace poco, hasta más o menos la década de los 80 del siglo XX y tras la Segunda Guerra Mundial, conflicto este provocado (en cierta medida y que muchos economistas e historiadores deberían investigar) entre otras causas por el famoso crack del 29, el capitalismo se esmeraba, al menos en el orbe "democrático" occidental, de disimular, no sus intenciones pues estas son claras para cualquiera que sepa como es el mundo dónde vive y que tenga los pies en el suelo, sino sus formas. Digamos que sentían (o pretendían sentir más bien) algo de verguenza al reconocer que lo único que les mueve son los beneficios económicos...los suyos propios en particular, no los del conjunto de la sociedad. El capitalismo aceptaba (como inevitable mal menor, no les quepa duda) que los trabajadores tuviesen seguridad tanto económica como sanitaria en su trabajo. El capitalismo aceptaba que su gran rival, el poder público dirigiese y controlase ciertas cosas básicas como sanidad, educación, transportes, comunicaciones, fuentes energéticas, seguridad, defensa, etc. El capitalismo aceptaba la democracia tal como hasta hoy se entendía, es decir, unos señores pertenecientes a unos partidos políticos y con distintas ideologías intentaban convencer a los ciudadanos de su mejor disposición para llevar las riendas de un gobierno elegido en las urnas por la mayoría de los votos de sus ciudadanos. El capitalismo aceptaba todo esto pero como un medio para mantener sus privilegios, hasta que algún o algunos alumnos aventajados suyos, descubrieron que si algunos gobiernos de algunos paises poderosos económicamente cambiaban ciertas cosas (llámenlas leyes) que cambiaron tras el crack del 29 (y precisamente por eso cambiaron), se podría hacer lo que se hizo antes y que precisamente llevó al famoso crack...es decir, se podría hacer dinero a punta pala sin mirar que esa forma de generar dinero llevaba irremediablemente a la miseria a muchísima gente y de paso (cosa paradójica esta donde las haya) podía acabar con el propio sistema.
El capitalismo de pronto pareció recordar lo feliz que era en los felices años veinte, su primera puesta de largo en la sociedad y hoy quiere ser igual de feliz que por aquel entonces. No tengo nada en contra de la  felicidad, al contrario, me parece que la búsqueda de la felicidad debe ser el motivo que anime al ser humano en su viaje por la vida y la historia, lo malo es que la búsqueda de la felicidad por parte del capitalismo lleva a la más completa infelicidad a la mayoría de las personas que habitan el planeta (y me refiero al planeta Tierra, no al planeta Marte que es dónde bastantes personas parecen vivir habitualmente).
Hoy, no se si debido a la fragil memoria que parece tener la opinión pública o debido a la desinformación que nos inunda, parece que hemos olvidado cuál es la verdadera cara del capitalismo, esa que tiene cada mañana al levantarse de la cama antes de lavarse y maquillarse y salir a pasear en compañia de sus acólitos. El capitalismo a llegado a un punto en el que ya es inviable (eso suponiendo que alguna vez lo fuera...que es mucho suponer). Los beneficios son los que son y ya no dan para más, el fondo del puchero se ve con más claridad cada vez que una nueva cucharada rebaña lo que va quedando.
El capitalismo keynesiano, un capitalismo "compasivo", ya no cubre las necesidades que durante una época cubrió. El capitalismo puro y duro, ese capitalismo que usa sus beneficios para obtener única y exclusivamente más beneficios y no para generar riqueza en la sociedad, acaba de dar una patada en el trasero a la democracia. En Europa estamos viendo como los gobiernos europeos han desistido de construir una Europa que prime lo político y lo social y en cambio están afanándose, hasta el punto de parecer que les va la vida en ello, para construir una Europa sencillamente financiera. Esto más que una federación de naciones parece un club de golf privado, exclusivo y reservado el derecho de admisión. Han adelgazado (y siguen aún exprimiéndolos más) a los estados soberanos en cuanto a sanidad y educación pública, los servicios sociales están bajo mínimos, las empresas públicas cada vez son menos pues son no solo vendidas, sino lo que es peor malvendidas casi siempre a empresas privadas que llegan a controlar sin apenas competencia casi la totalidad de los servicios que antes daba el estado. Solo hay un par de cosas, de los gobiernos a los que normalmente ningunea, que el capitalismo suele respetar (mientras no se le vuelvan en contra claro) y son: las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad. Las armas que en un primer momento estan para proteger y defender a los ciudadanos, son el último bastión dónde siempre acaba refugiándose el capitalismo cuando la sociedad le ha desenmascarado y pide un cambio social (provocado este posible estallido social, recordémoslo siempre, por las propias acciones del capitalismo). Esa es su ventaja sobre nosotros. Si las armas no se ponen a su favor, el capitalismo tiene los días contados.
Si los políticos dejan de representar al pueblo para pasar a representar unos particulares intereses económicos, si los medios de subsistencia para los ciudadanos cada vez son menos y de peor calidad, si añadimos que, en cambio, vemos que los representantes del capitalismo cada vez obtienen mayores beneficios precisamente a costa de nuestro bienestar, si vemos que el mundo parece estar gobernado por el cinismo y la hipocresía (el egoísmo y la mentira los dejo para otra ocasión) y que cada vez dan menos opciones y ponen más trabas para poder cambiar las cosas...¿qué podemos hacer?. La resignación no es ningún consuelo y mucho menos es una salida. La rabia es impredecible una vez se desata. Hay que luchar, sí, ¿pero como?.
Es ahora cuando el capitalismo a decidido sustituir al poder político para asegurarse la vejez. Y es ahora cuando desde el marxismo se le debe dar una respuesta adecuada. La escombrera de la historia está repleta de buenas intenciones que acabaron como el rosario de la aurora. Aprender de los errores para no volver a cometerlos y no para perfeccionarlos que es lo que algunos parecen desear, es primordial para acabar (de una vez por todas) con el capitalismo. Poner las ideas en práctica en su justo lugar, justa situación y justo momento para que sean eficaces y sobretodo ser conscientes de que se trata con seres humanos en todo momento (aunque algunos a veces no lo parezcan).
Hay que ponerse al día. Que los hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo no significa que hoy pretender ver una película en 3D en una sala de cine sea desvirtuar su esencia y su invento. Gracias a los hermanos Lumière hoy se puede disfrutar del cine (incluso en casa). Gracias a Marx, Engels y gracias antes a Hegel, Feuerbach (con quien tanto Marx como Engels, ajustaron cuentas filosóficas más adelante) y a Adan Smith y Saint-Simon por ejemplo y por citar a unos pocos, hoy podemos decir que el ser humano es más humano que antes y eso no es poco...al menos eso me parece a mi. El capitalismo tiene que desaparecer de la faz de la tierra para asegurarnos de que el ser humano seguirá existiendo como tal y no como un esclavo que ha nacido siendo esclavo y por tanto cree que ese es el estado natural de su existencia...la esclavitud. El marxismo es la respuesta que está pidiendo a gritos el capitalismo desde que nació. El marxismo es la solución para todos los que usamos nuestras manos para llevar el pan a casa; y no entenderlo es prolongar la esclavitud no ya para nosotros sino para nuestros hijos. El futuro no puede, no debe, nacer encadenado.