Si existe algo en este país que funciona bastante bien (pese a que algunos se empeñen en demostrar lo contrario), gracias al esfuerzo económico del conjunto de la población, gracias a la buena gestión y profesionalidad de quienes logran hacerlo realidad cada día; y que a su vez es la envidia (y además cochina) de cualquier país, entendiendo como tal país a aquel que no solo se preocupa del bienestar económico, sino también de la salud de cualquiera de sus habitantes; ese algo tiene un nombre: sanidad pública española.
Que su nombre compuesto no nos confunda, no proviene de familia hidalga. Es tan simple como la cobertura médica universal y gratuita para todos los españoles.
Parece mentira que para una cosa de la que podemos estar orgullosos, presumir, sacar pecho y además poder dar lecciones de ello, producto del trabajo y esfuerzo común, ahora resulte que para el gobierno es inviable. Este gobierno hace demasiado caso a su corazón ultraliberal (ultraliberal para lo que quiere) y a los susurros dictados a sus oídos por los mercados y por las políticas seguidistas que estos imponen a Bruselas. Y en Bruselas, en vez de mirar tanto los números y las cifras, podían quitarse esas anteojeras borriqueras con las que tan a gusto parecen sentirse, para empezar a mirar las relaciones entre países de otra manera más amigable. Al fin y al cabo todos somos Europa, ¿no?. ¿O ahora algunos pertenecemos a África como algunos norteños parece que siempre han creído respecto de algunos de los países sureños?.
Si tenemos algo bueno y que además funciona, ¿para qué y por qué cambiarlo?. ¿Sale caro?. Y si es así, ¿es ese motivo suficiente?. ¿ A cuanto el kilo de salud?...
No cuela. No me lo creo. Barato no es y está claro que todos los gastos públicos provienen de los impuestos. Es lo normal y además es justo y lógico. Y también está claro que el mayor aporte a los presupuestos de la sanidad (y no solo de la sanidad) proviene de las rentas del trabajo y eso en plata significa que proviene en su inmensa mayoría de las nóminas de los trabajadores. Eso quiere decir que no solo vale con trabajar, sino que dicho trabajo a de ser con nómina. Es decir que todo trabajador tiene que estar contratado legalmente para que al estar dado de alta en la Seguridad Social cotice con su parte proporcional al mantenimiento del estado.
¿Qué ocurre ahora?. Altas tasas de paro implican menor número de trabajadores cotizando, por lo tanto los aportes económicos que hacen los trabajadores en conjunto a la sanidad pública (entre otras cosas), se resienten. Si además, está demostrado que hay algo más de un 20% de economía sumergida, esto significa que hay trabajadores (en activo) que no cotizan porque hay empresas que contratan de esta manera para no tener que cotizar ellas a su vez, con lo que el fraude a la Seguridad Social es doble y entonces nos encontramos con una serie de factores, contradiciendo algunas leyes matemáticas, que sí acaban alterando el producto y por tanto entra menos dinero en las arcas de la Seguridad Social.
Reunidos nuestros próceres gobernantes en sesudas, tensas y sudorosas reuniones (doy por sentado que no se reúnen en una sauna o en un baño turco rodeados de hombres con bigote), llegan a la "brillante" y "deslumbrante" conclusión que ante la merma de ingresos el sistema sanitario ya no es viable como se creía hasta hoy. Esto tiene la misma cantinela en cuya partitura se oye la música del "imposible mantenimiento de las pensiones", ¿les suena?.
Si no hay dinero para mantener la sanidad, hay que quitarla de en medio, parecen querer decirnos en un discurso que empieza a calar en los ciudadanos. Ayudado dicho discurso sea de paso, por la mayoría de medios de comunicación que parecen haber desistido por completo de su labor informativa y crítica con los gobernantes de turno, para convertirse en domesticados, enjaulados de oro y bien cebados loros repite-consignas.
Los gobiernos tecnócratas ( a sabiendas o no de serlo) siempre atajan pisando los sembrados y jodiendo la cosecha que dicen querer salvar. Y los gobiernos que actualmente guían nuestros pasos tanto en España como en el resto de Europa (la Europa económica, esa que se llama UE) están empantanados en mitad del barbecho con el barro hasta las rodillas. Sería gracioso de no ser que, a nosotros los ciudadanos, parecen habernos convencido que debemos ser nosotros solos los que les saquemos de ahí usando excavadoras si es preciso y destrozando así de paso el barbecho, lo que supondrá la pérdida de las futuras cosechas durante años (no digo para siempre por no pecar de pesimista).
El actual ministro de economía Luis de Guindos, aprovechando una vista a Alemania en la que es posible haya rendido pleitesía, se ha envalentonado un poco y ha soltado unas perlas hacía su sistema sanitario, su propio sistema sanitario, el de él como ciudadano español que creo que es, ese sistema sanitario español del que les hablaba un poco más arriba. Ha decidido echarle agallas...para poner en duda el mantenimiento de dicho sistema. El señor de Guindos intenta colar de rondón en nuestra sanidad la "progresividad en las prestaciones sanitarias", al decir : "El copago no es la panacea en absoluto, pero debemos abrir el debate entre las administraciones para analizar si hay que dar servicios gratuitos a una persona que gane más de 100.000 euros, por ejemplo". Es decir, la sanidad dejará de ser gratis para el que pueda pagarla. Lo dicho por el ministro de Guindos puede parecer, leído así y sin reflexionar, como salido de una troika de rojos irredentos, pero nada más lejos de la realidad. Es lo más falso y engañoso que ha salido de la boca de un ministro de Economía desde hace años. Luis de Guindos intenta hacernos creer que se ha puesto la chaqueta de pana y solo le ha faltado alzar el puño y cantar La Internacional...con melodía y tonillo del P.P. versión Lehman Brothers. Y a todo esto la ministra de Sanidad Ana Mato diciendo lo contrario de lo que dice Luis de Guindos. ¿Jugando al poli bueno, poli malo a ver quién canta antes?.
El gobierno del P.P., lo único que pretende (además de atontarnos más) es eliminar la universalidad del sistema sanitario que pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos. El gobierno del P.P. quiere conseguir que solo los más desfavorecidos accedan gratuitamente a la sanidad para que los que puedan pagar pasen a un sistema sanitario privado y de pago. Alguna vez lo he repetido. Las rentas altas, no suelen utilizar la sanidad pública, aunque la paguen como todo hijo de vecino. Si se ponen malos van a la sanidad privada, así lo han hecho siempre y así lo seguirán haciendo. No porque sea mejor, sino porque ellos creen que es mejor...y de paso se evitan esperas. Son atendidos más rápidamente, pero me apostaría algo a que si requieren operaciones costosas y algo complicadas, lo más seguro es que la sanidad pública se haga cargo de ellas. Al fin y al cabo también las rentas altas pagan la sanidad pública. y así debería seguir siendo.
Una de las cosas que logra que la gente de un país se sienta algo
protegida, es la sanidad pública. Eliminando o envenenando su eficacia
los golpes serán más dolorosos pues no tendremos con que aliviar ese
dolor. Lo tremendo de todos estos recortes que nos están imponiendo a
los ciudadanos, es que no servirán para nada y encima nos dejarán
desprotegidos ante las desigualdades e injusticias que los poderosos
(que existen y tienen nombre y apellidos) siempre e invariablemente
cometen con los débiles. Ya no es que hayamos quitado los vallados,
jubilado al pastor y sacrificado al perro, ahora además nos ofrecemos a
ser devorados por los lobos financieros sin oponer la más mínima
resistencia.
Tanto machacar diciéndonos que la sanidad era un
patito feo han logrado que olvidemos que en realidad era un cisne y por nuestra dejadez al cisne lo hemos transformado en un cordero. Ahora
no solo no podrá emitir su último canto, es que encima morirá
sacrificado degollado dando balidos que nadie oirá.