Un nuevo género literario ha nacido y es posible que haga furor entre las masas de lectores adictas al género negro: el thriller eclesiástico.
Hace unos días,las monjas del convento cisterciense de Santa Lucía en Zaragoza, denunciaron la desaparición de un millón y medio de euros que guardaban en bolsas de plástico dentro de un armario en una habitación del convento.Así como suena.
La investigación policial comprobó que se había forzado la puerta de entrada del convento,la de la habitación y la del armario donde estaban las bolsas con los euros.Conclusión: ha sido un robo.
Pocos días después de poner la denuncia,la superiora del convento,dice que "sólo" han desaparecido 450.000 euros.
Según las monjas,el dinero (no sé si el millón y medio o los 450.000 euros) proviene de los "ahorrillos" de 40 años.Pero al darse cuenta que por tal cantidad de dinero pueden acusarlas de un delito fiscal,cambiaron su declaración inicial y dijeron que el dinero provenía de los trabajos de encuadernación que realizan y de la venta de cuadros que una de las monjas (artista del pincel de fama y arte reconocida) pinta.
Entre contradicciones,desdichos y oraciones al Altísimo,la cosa se va complicando y las monjas no sueltan más prenda como si estuviesen bajo secreto de confesión,no vayan a enredar más el asunto.
La policía cree que el ladrón es alguien del entorno del convento,pues fue directo al grano (en este caso a las bolsas con los euros).Cruces,medallitas y rosarios los dejó donde estaban,ni los tocó siquiera.Parece ser que el hecho de estar bendecidos les libró de ser robados.
Los principales sospechosos ya han sido interrogados y es cuestión de tiempo,algunos Angelus si acaso, que el misterio se aclare y el ladrón acabe entre rejas.
Pero entre tanto,la justicia (al igual que el diablo) que cuando se aburre mata moscas con el rabo,ha pedido a las monjas que aclaren la procedencia del dinero robado.
El abogado de las monjas ha dicho que parte de ese dinero lo sacaron del banco para dar limosnas (a día de hoy se desconoce la versión del banco sobre esta declaración) y que sus clientas (las monjas) no tienen que probar la procedencia del dinero porque "No están acostumbradas a dar explicaciones de lo que hacen", según cita textual.
Creo que al Santo Padre le habrá llegado la noticia y habrá mandado a su policía-eclesial a investigar también...y de paso a embarullar algo más el asuntillo este.
Las monjas tienen un papelón por delante y tendrán que dar explicaciones a las dos justicias que (según ellas) existen: la justicia de Dios y la de los hombres.
A mí particularmente con la justicia ordinaria me basta.La justicia divina,la justicia de Dios,se la dejo a las monjas y a su conciencia.
Igual nos llevamos una sorpresa (y no es un chiste fácil),si el fisco empieza a buscar en los armarios de los distintos conventos que hay en España.Entre pasteles,medallitas bendecidas y velas para poner a los santos,puede que encuentren algunas bolsas más de plástico con algo más que oraciones y deseos de servir al Señor.
Siempre he pensado que las monjas son listas y el hecho de no confiar en los bancos para meter sus "ahorrillos de toda la vida",lo confirma.Yo,que el sistema financiero,pensaría que están haciendo mal,para que ni unas pobres monjas cistercienses les confíen su dinero y prefieran tenerlo escondido debajo del colchón...o en bolsas de plástico dentro de un armario como es este caso.
Cosas como estas hacen que cada día sea más creyente...tanto en Dios,como en el sistema financiero.
I Want Out-helloween by hotokan