lunes, 27 de febrero de 2012

ETT, vampiros entre nosotros.

La paradoja (y locura) privatizadora provoca que empresas dedicadas a proporcionar trabajo a la gente, con el consiguiente beneficio económico que ello les reporta (que no se nos olvide), cada vez tengan menos trabas administrativas para conseguirlo y encima la situación laboral empeore.
Empresas encargadas de hacer acopio de solicitudes de trabajo para "dinamizar"  el empleo, como si el empleo en vez de ser estable, quieran hacernos creer que deba ser dinámico a la par de flexible ( y de paso que nos traiga el periódico por las mañanas para leerlo mientras desayunamos, podríamos añadir). Ya no se habla de estabilidad laboral, tan solo se oye "flexibilidad" laboral.
Hacer papiroflexia agiliza la mente y las manos, pero utilizar las hojas del diccionario para hacer un barquito de papel, provoca que algunas palabras acaben naufragando por las alcantarillas, atascadas de basura acumulada, que hay por muchas de nuestras calles y olvidamos su verdadero significado.
Las ETT son empresas de trabajo temporal. Eso significa que las ETT no se dedican a buscar trabajos estables sino temporales, con su fecha de terminación de contrato bien visible estampado en el mismo, cerca del espacio en blanco en el que dentro de poco habrá que firmar...con sangre.
Ahora, con la nueva reforma laboral, tienen más presencia y su presencia además va a seguir financiada por todos nosotros como hasta ahora. ¡Bendita cultura privatizadora esta, que debe ser pagada por la administración pública!.
Las ETT son como la Sevilla del siglo XVI, solo que en lugar del oro traído de América, comercian con trabajadores y acabarán haciéndolo en exclusividad. Al igual que aquella Sevilla que disfrutaba sin competencia del monopolio de oro, plata, tabaco y cualquier otro botín traído de tierras americanas, las ETT tendrán el monopolio de la contratación de la mano de obra en un futuro no muy lejano.
Comerciantes de personas, proxenetas laborales, tratantes de semi-esclavos del siglo XXI, con el consentimiento (y especialmente los dineros) del ente público.
El ataque desde las trincheras neoliberales al estado, como único garante de la distribución de la riqueza, tienen otro frente abierto en las ETT. Son otra china en el zapato, cuyo fin es hacer caer al suelo, al otrora poderoso estado, para una vez caído e indefenso, abalanzarse sobre él y desmembrarlo de una vez por todas en cachos cada vez más pequeños e irrecuperables y poder luego orinarse en sus desgarrados restos. No solo tienen que ganar la guerra, tienen que asegurarse que el perdedor no vuelva a levantar cabeza y humillarlo de paso.La guerra de los mundos en el que los invasores no vienen de otros mundos, sino de este en el que vivimos todos. Han estado agazapados decenas de años esperando su momento y ahora han visto la oportunidad de conseguir aquello para lo que fueron creados, que no es otra cosa que confundir nuestros pensamientos para así luego suplantar nuestras mentes y endurecer nuestros corazones hasta conseguir clones sin sentimientos, automatizados y acobardados, ciegos, sordos y mudos para ejercer una crítica sana y constructiva ante las imposiciones de cualquier autoridad por mucho que se diga competente . Corrompen nuestra forma natural de relacionarnos unos con otros y consiguen que nazca la semilla de la desconfianza con nuestro igual. Una vez conseguido esto, solo se sientan a esperar. Nuestra sangre es su aire y lo necesitan para respirar.
Nosotros, los nuevos esclavos asignados a cargar las consecuencias de sus míseras vidas veremos como su Nuevo Mundo se nos viene encima y no tendremos ni un sucio agujero en el que escondernos. ¿No oye nadie el restallar del látigo del capataz?. ¿No ve nadie el brillo de sus colmillos en la oscuridad?.



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