Hoy ha sido uno de esos días en los que si escupes al aire,el viento te devuelve el escupitajo estrellándotelo en la cara.El típico día en que uno mea contra el viento y cosa lógica,se acaba uno meando sus propios zapatos.También es cierto que hay días peores.
El suelo estaba mojado y he resbalado cómo unas 17 veces antes de llegar a casa al salir del trabajo.Una vez en casa,enciendo la luz,cierro el cerrojo por dentro,suelto la mochila,pongo agua y comida en el comedero del gato,limpio las cagadas y meadas del minino,enciendo la tele y abro una cerveza,preparo un bocadillo de queso,abro otra cerveza,limpio las migas del bocadillo,abro otra cerveza,me enciendo un cigarrillo,leo un libro que me han recomendado y que no entiendo de que va además de ser un auténtico coñazo,el gato se acurruca en mi regazo o mejor dicho en mis huevos y me araña las piernas sin piedad hasta hacerse un hueco en el que encontrarse a gusto,me obligo a leer media docena de páginas más del bodrio de libro antes de encender otro cigarrillo y acabar la cerveza,apago el cigarrillo,me quito al gato de encima no sin antes llevarme un bufido y una clavada de uñas de la pequeña bestia felina,apago la tele,echo una meada,me quito la ropa y me pongo el pijama,me meto en la cama,apago la luz y me duermo hasta que suene el despertador.
Algunos lo llaman rutina aunque yo no estoy muy seguro de que tenga un nombre concreto,es simplemente un día más,el típico día en que te acabas meando tus propios zapatos.
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