jueves, 22 de septiembre de 2011

Alpargatas

Esta foto tiene más de 70 años. Pertenece a lo que algunos consideran su "Gloriosa Cruzada", aunque la consideración de algunos otros no sea tan rimbombante y se ajuste más a lo que histórica y realmente fue: un golpe de estado militar contra el orden legal constituido, la Segunda República, que se alargó hasta el extremo de provocar una guerra civil que duró tres años.
En la foto se ve a una mujer compungida y arrodillada ante el cadáver de un niño. También se pueden apreciar seis cuerpos más alineados en el suelo, aunque algunos de esos cuerpos apenas asoman sus piernas o brazos. Es nada más que una fotografía y la cantidad de muerte que hay retratada llega a ser inquietante. Muerte y dolor, es lo que grita esta foto en blanco y negro. No hace falta el color para apreciar los matices y para mostrarnos la realidad de una guerra, o mejor dicho, las consecuencias de esa guerra.
No se dónde fue tomada exactamente esta foto, ni cuándo, pero puedo imaginar que son las víctimas de un bombardeo. Lo que me llama la atención en esta foto (y no quiero parecer frívolo, ni mucho menos) es que los cadáveres calzan alpargatas. Estoy seguro que si se pudiesen ver los pies que no se ven en la foto, esos pies calzarían alpargatas también, incluidos los pies de la mujer que vela el cadáver del niño. No veo zapatos, ni botas lustrosas, sólo veo alpargatas. Es cómo si la muerte alcanzase antes a los que llevan alpargatas en sus pies. Al igual que los depredadores, la muerte parece elegir a las presas más débiles, ancianos, niños,...gente que calza alpargatas...
Se ve al niño separado del resto de cuerpos, cómo dando a entender que va a otro sitio al que van los demás cadáveres adultos, cómo si fuese a un cielo distinto, un cielo de niños en el que no miran si llevan alpargatas para jugar, un cielo en el que no importa el calzado que tengas. No cómo el cielo que a muchos nos enseñaron que existía, ese cielo que parece más un discoteca de moda en el que te miran los pies para ver si llevas el calzado adecuado para entrar y si llevas alpargatas, ten por seguro que te quedas fuera. Ese cielo que cree saber cómo es el corazón de un hombre con echarle una ojeada a sus pies.

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