En la europa democrática ha ocurrido algo insólito y que a muchos parece haber molestado horrores. Resulta que un país miembro, Grecia, ha decidido ejercer la democracia. Sí, algo inusitado.
Lo normal (a esto hemos llegado) es que los distintos gobiernos de los países miembros de la UE decidan y prefieran, por su cuenta y riesgo, no consultar a sus propios conciudadanos algunas cosas de vital importancia para sus países y sus vidas.
Grecia, gran país al que se le ha venido faltando el respeto desde hace muchos años (incluso también por sus propios gobernantes), ha decidido, por medio de Syriza, su actual gobierno recién salido de las urnas, llevar a referéndum algunas cuestiones que desde el BCE, el FMI y la CE, más conocidos como la troika, les vienen acuciando desde hace algún tiempo.
El resultado, independientemente de lo que a partir de ahora ocurra, al menos ha dejado clara la postura del pueblo griego y no solo la de sus gobernantes. Esa es una de las virtudes de la democracia cuando se ejerce libre, honesta y, por supuesto, transparentemente.
Una de las cosas que ha evidenciado este rifirrafe con los griegos, es que la UE se rige por la tecnocracia, en lugar de por la democracia.Y esto no es bueno, especialmente, para los ciudadanos europeos.
Se habla mucho sobre que, ahora Grecia, saldrá de la moneda única. Algunos, incluso despotrican diciendo que saldrán de la UE... También dicen que los griegos son unos vagos y derrochadores, cosa que a cualquier persona normal le resulta extraño oír, sabiendo que hablamos de un país y no del vecino golfo del tercero.
En fin. No nos tiremos de los pelos tan a la ligera. Grecia, pese a la soberbia de la troika, sigue formando parte del proyecto europeo. Grecia, es Europa. Y Europa, pese a estar tremendamente alemanizada hasta el tuétano, lleva en su ADN a Grecia, como lleva rastros de ADN de todos los demás países que la componen, incluida la misma Alemania.
Además, respecto a la moneda única, algunos parecen olvidar que nueve países que forman parte de la UE no adoptaron el euro... Y no pasa nada. A algunos les va bien y a otros menos bien, exactamente igual que a los países que sí adoptaron la moneda única.
El affaire griego solo puede ser entendido desde la óptica de un pulso de poder echado desde los poderes fácticos europeos intentando doblegar a uno de sus miembros más díscolos, con el agravante de ser a la vez uno de los más morosos. Díscolos por tener la osadía de haber votado a un gobierno que se preocupa por su gente más que de su cuenta bancaria. Y morosos no porque no quieran pagar la deuda, sino porque, con las reglas y mandamientos religioso-económicos hoy en boga, les resulta imposible.Y no solo a ellos.
¿Han jugado alguna vez al Monopoly? Intenten jugar, si desde el inicio de la partida todas las casillas ya están edificadas y en poder del jugador que empezó en primer turno (llamémosle Alemania, y no nos preguntemos como ha edificado tanto y tan rápido en tan poco tiempo). Si tienen la suerte de caer en la casilla de la cárcel hasta les parecerá un alivio.
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