Cuando los noticiarios de un país como España, abren con noticias tan interesantes como los entrenamientos de la selección de fútbol previos a su participación en la Eurocopa o el rescate por parte de los bomberos de un gatito subido a un árbol en el estado de Alabama, Estados Unidos, en lugar de con la huelga (ahora indefinida) en la minería asturiana desde hace una semana y que se ha extendido ya a la minería de Castilla y León y Aragón entre otras Comunidades, apaga y vámonos.
En este país dónde, nacionalidades históricas aparte, todo el mundo habla castellano aunque a algunos no se les entienda, los primeros en enterarse de dicha huelga y protestas del sector de la minería española han sido los lectores que saben inglés, pues hasta que el periódico norteamericano The Wall Street Journal no sacó en portada la noticia de dicha huelga, aquí ningún medio generalista de alcance nacional se hizo eco.
Se hundirá el mundo civilizado tal como lo conocemos hasta ahora y el caos se adueñará de las calles y los pasillos gubernamentales y el ciudadano medio español estará sentado en el sofá de su casa (aquel que aún tenga una casa que se llame como tal), con los pies sobre la mesilla bebiéndose un vasito de gazpacho, mientras ve como el cuerpo de bomberos de Alabama rescata de un árbol un precioso gatito color canela para gran alivio y alborozo de su madura y solitaria dueña. Desde España aplaudimos dichas acciones que logran que el mundo sea cada día más humano. A los mineros que les zurzan, que tiran petardos gordos que meten mucho ruido y además se enfrentan a las fuerzas del orden público y cortan carreteras impidiéndonos llegar a la playa.
Ya es difícil mantener la cabeza fría en un país dónde los cargos se comportan como seres omnipotentes, además de tener una muy mala educación tanto formal, no formal e informal, que son los tres tipos de educación que existen; pero si quienes tienen que destapar las vergüenzas de los poderosos, quienes tienen que gritar y señalar que el rey está desnudo, prefieren contarnos lo interesante que es la cría y venta para su posterior consumo de los caracoles, el cultivo de los champiñones o las andanzas futbolísticas de unos cuantos jovencitos que se dedican a dar patadas a un balón y a engordar sus cuentas bancarias, entonces lo difícil se torna imposible e inalcanzable.
Lo peor de todo es que esa prensa amarilla y rosa que ha arrinconado y sustituido al periodismo serio, independiente y combativo, es algo calculado. Periódicos, emisoras de radio y canales televisivos que hace años eran emblema de imparcialidad, independencia y seriedad informativa, ahora son un reducto para que un grupillo de casposos ignorantes y maledicentes sin ingenio, bien alimentados y mejor bebidos, acompañados de periodistas de capa caída venidos a menos, acomodados con el poder de quienes les pagan, que decidieron utilizar su oficio para lo contrario de lo que por esencia es; pasen el rato y de paso paseen su palmito por platós de televisión y emisoras radiofónicas y se permitan el lujo de pontificar sobre temas que a ellos les importa un rábano para que vean sus pagadores que se ganan bien, según lo acordado, su plato de lentejas.
El periodismo ibérico ha pasado de ser el Pepito Grillo de la sociedad a ser la chicharra cigarrera cansina y fastidiosa que nos estropea las siestas con su zumbido repetitivo, fútil e intrascendente.
El amarillismo, la crónica rosa de sociedad, siempre han existido en el periodismo, porque siempre ha habido gente interesada en la carnaza y en las vidas de la jet y la farándula, pero tenían bien claras y delimitadas sus parcelas de acción y expresión periodística. Había periódicos claramente amarillos que todo el mundo conocía y había secciones en otros periódicos dónde se hacía un hueco a la crónica rosa. Tenían sus cotos privados de caza bien señalizados. Cada lector sabía lo que estaba leyendo en todo momento. Cada oyente de radio sabía lo que oía en cada momento. Cada televidente sabía lo que veía en cualquier momento. Las noticias eran eso, noticias y no chascarrillos, ni conversaciones borrachas de barra de bar.
La gente, dicen esos ingenieros-creadores de la comunicación actual que fabrican las noticias al estilo churrero, con mucho aceite y mucho pringue para que te pases todo el día eructando y con pesadez de estómago; se traga todo lo que la echen. Y eso dice mucho de la catadura de dichos ingenieros-creadores, pues si es cierto que la gente nos tragamos todo lo que nos echan, podían aprovechar y subir un escalón nuestro nivel cultural editando, radiando o televisando noticias que no disfracen u obvien directa y desvergonzadamente la realidad, programas que enseñen, formen y culturicen en lugar de las bazofias regadas con glamour de baratillo y carretadas de euros, cortesía de sus patrocinadores, con las que nos acostumbran, nos embrutecen y nos aborregan habitualmente.
Dicen que la noticia es cuándo el hombre muerde al perro y no cuando el perro muerde al hombre. Bien, pues las noticias están mordiendo los fondillos de los pantalones de los "despistados" periodistas, cuando no les han mordido directamente en el trasero, pero parecen distraídos con otros menesteres y no parecen darse cuenta. Los mineros luchan por sus derechos y lo que debería ser seguido con afán periodístico para informar a la sociedad que un colectivo de trabajadores ha decidido no rendirse y luchar por sus derechos y los de sus familias a seguir teniendo un futuro, acabará seguramente poniendo la guinda informativa sobre todo en la "violencia" de los métodos de los mineros para protestar, en lugar de centrarse e informar sobre los motivos de dichas acciones reivindicativas.
Huelga decirlo, pero los mineros están en huelga. Que su ejemplo no se pierda entre las retransmisiones deportivas de la Eurocopa, ni entre las imágenes playeras a las que son tan dados los telediarios actuales ahora que llega el buen tiempo.
¡Salud, mineros!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario