Nuestros sacerdotes gubernamentales, imbuidos del poder divino otorgado en las urnas, han creado un pedacito de cielo aquí en la tierra. Un paraíso para todos aquellos hombres de buena voluntad que hayan defraudado, estafado, prevaricado y pertenezcan a la noble casta política, bancaria y/o económica de la milenaria Iberia. Han sacado de las entrañas del animal sacrificado, y abierto en canal, un totem llamado indulto. Que es algo así como una kriptonita judicial. Ante el indulto gubernamental no hay más que hablar. Los sacerdotes gubernamentales que representan al dios político-económico en la tierra, saben cuidar de sus hijos. Al contrario que Saturno, este dios prefiere devorar a los hijos de otros, en lugar de los suyos propios. Al fin y al cabo nadie les va a echar de menos. Para eso están las clases. Unos pringan y otros nacen para que pringuen los demás en su lugar.
La corrupción al no provocar caries, parece ser que no es una cosa grave de atajar, y por la que no hay que preocuparse en demasía. Nueve de cada diez dentistas consultados lo afirman sin ponerlo en duda. El décimo dentista aún está buscando sitio para aparcar. En cuanto lo encuentre, afirmará, también sin ninguna duda, lo que los otros nueve.
Además los corruptos parecen buenas y honradas personas. Personas decentes cuyas biografías dirán que asistían regularmente a misa, y dejaban su asiento en el autobús a las señoras embarazadas y a las ancianas... pese a ir siempre, o casi siempre en coche oficial.
Indultando, indultando, este país se ha convertido en un chollo para cualquier corrupto que lleve prendida en su solapa la marca España. El distintivo abre despachos y en algunos casos hasta te dejan poner los pies encima de la mesa del despacho de algún juez.
La lista de indultos es interesante. Con el gobierno de don Mariano Rajoy, hace un año, ya había casi medio millar de indultos. Nada raro, pues es la media de indultos de los gobiernos, sean del signo que sean.
Nuestra inocencia e ignorancia nos tienen engañados. Eso y no fijarnos en los detalles. Si contemplamos la imagen que simboliza la Justicia, tendríamos que habernos fijado en que dicha Justicia no es ciega como creíamos. Tan solo lleva una venda. Y esta es dada a caerse depende quien sea juzgado.
No quiero ser malinterpretado. Está bien que existan los indultos como medida de gracia. Hasta en las dictaduras más férreas existen. Lo que me deja intrigado es que la mayoría de los indultos no son explicados. ¿Cuál es el motivo que mueve a un determinado gobierno a indultar a un determinado reo? Me lo pregunto, más que nada, porque tengo la sensación de estar viendo un desfile de indultados que se han movido en las procelosas aguas del poder político y económico hasta que sus corruptelas les han salido a borbotones por las orejas y el escándalo era lo suficientemente grande como para poderlo tapar. Y ha sido entonces cuándo han comparecido ante un juez. Y ha sido poco después de comparecer ante el juez cuándo el gobierno ha decidido indultarles. No veo muchos indultados que hayan sido acusados de delitos, también del ámbito económico pero a otra escala, como son los atracadores de bancos, los tironeros, los descuideros, los carteristas, y demás fauna del tipo "agarrar la pasta y salir por patas". Pero claro, los sacerdotes, al estar en contacto directo con Dios saben más que nosotros, simples y mortales pecadores mundanos. Hasta en el mundo del delito, según a los ojos de quién, hay clases. Y además bien diferenciadas. Ego te indulto a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.
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