domingo, 27 de diciembre de 2015

No es quien quiere, es quien puede.

Da gusto ver como, a veces, muy esporádica y sorpresivamente, los votantes deciden hacer alarde de una sutil inteligencia política, dejando a más de uno (político, periodista, sociólogo y barometrista especializado) con una extraña sensación de desasosiego sin saber exactamente que ha ocurrido ante sus mismas narices mientras estaba agachado atándose los zapatos. 
El caso de las últimas elecciones generales del 20 D es un ejemplo claro. Todos parecen haber ganado, cosa que a nadie extraña por otra parte, pero todos a su vez no han ganado lo que realmente ansiaban/querían/deseaban/ambicionaban/anhelaban/pretendían/aspiraban.
Los votantes han acabado haciendo la cobra al beso con lengua que los partidos les proponían. Se han dejado magrear un poco por encima de la ropa nada más. Los votantes parecen estar (lo digo así en tercera persona para tomar perspectiva del asunto) en una relación abierta, pese a tener candidatos favoritos. Quieren experimentar otras formas de convivencia que hasta ahora les han estado vetadas. Y eso, por mucho que les pese a los mojigatos de turno, es bueno. Ya está bien de bailar agarrado, los votantes no son propiedad de nadie. La esclavitud fue abolida hace años y los electores no quieren seguir por más tiempo amarrados  con la pata quebrada y en casa. No, al menos, para esta legislatura.
Dicho lo cuál, el parlamento queda repartido de una manera un tanto anómala a como estábamos acostumbrados.  Cosa que tampoco se puede decir que sea malo, ni a priori, ni a posteriori. Al contrario, eso demostrará a los ciudadanos el pie que calzan los partidos con representación parlamentaria, y el savoir faire, de sus integrantes.
Lo ocurrido el 20 D, puede ser bueno (o malo) para la derecha, y bueno (o malo) para la izquierda. Ahora, la decisión, tácticas y estrategias  a seguir por cada partido dependen exclusivamente de ellos y de nadie más. La ciudadanía ha votado y eso es lo que se les pedía (vuelvo a expresarlo en tercera persona por aquello de la perspectiva). En este momento, el trabajo parlamentario, y por primera vez en la historia de la democracia española es posible que sea acertado llamarlo «trabajo» (las semejanzas interesadas con la llamada Transición, son meramente especulativas y erróneas), es la única opción posible para que la decisión expresada mediante las urnas por los votantes, sea respetada y no se convierta en una tomadura de pelo como la que viene siendo habitual cada vez que se convocan elecciones.

Ejemplo práctico para no iniciados:

En Kiloslandia reina el que mas kilos pese. Se presentan al trono: Jaimito que pesa 90 kilos. Juanito con un peso de 70 kilos. Jorgito con 65 kilos, y Julito pesando 75 kilos.
Visto así el que más pesa es Jaimito con sus 90 kilos, eso es evidente, pero lo cierto es que la mayoría del peso está repartida entre Juanito, Jorgito y Julito que juntos han conseguido pesar 210 kilos, y lo mejor de todo, están de acuerdo en juntarse y reinar. Y como Kiloslandia se rige por el parlamentarismo...





miércoles, 26 de agosto de 2015

3.573

Hay personas a las que les molesta que alguien distinto y diferente a ellas pasee por su misma acera, esté antes que ellas en la cola de la panadería, o tengan que pedirles la vez en la charcutería. Que usen los servicios sanitarios y educativos, eso ya además de molestarles les enerva. Hay estúpidos que hacen estupideces dignas de podio.
3.573 personas, e incido en el hecho que son personas, han muerto en el mar Mediterráneo en el último año hasta hoy.
Esas personas no han muerto ahogadas, intentando nadar hasta la boya, esa que siempre se ve cerca de la playa donde plantamos la sombrilla y extendemos la toalla, o tras un corte de digestión, por no esperar las dos horas reglamentarias después de comer que nos recomiendan los expertos. Esas personas, reitero e insisto en el hecho que son personas, han muerto intentando llegar a un lugar en el cuál poder sobrevivir, ellos y sus familias, pues en sus países de origen les es imposible. 
Me asombra y asusta, a partes iguales, vivir en un mundo tan civilizado, en que se da más importancia al bienestar de las mascotas que a algunos miembros de nuestra misma especie. Dicen los creyentes, y los no tan creyentes, que todos somos criaturas de dios. No lo voy a discutir. Al menos ahora no. Los animales han de tener derechos y estar protegidos para que puedan vivir con un mínimo de dignidad y decencia. Esto pocas personas lo ponen hoy en duda. Por eso abogo a ese mismo derecho para las personas, para todas, procedan de donde procedan, sin distinción de raza, sexo, edad, creencia, o condición. Al fin y al cabo, las personas somos animales. Algo más evolucionados que un celacanto, pero animales sin lugar a dudas. Y de ser animales, tenemos sobradas muestras en nuestro particular proceso evolutivo. Gandhi, dijo una vez que una civilización se puede juzgar por como trata a sus animales. Pienso que su intención al decirlo incluía a las personas en ese concepto animal.
Pocos países pueden decir que no tienen problemas de inmigración. Las fronteras se crearon para que no entrasen extranjeros e influencias externas. Para salvaguardar y delimitar lo propio de lo ajeno. Es raro que algún país no tenga frontera física. Todos la tienen. Pero aún así siempre ha existido flujo de gentes y mercancías entre los pueblos, ya sea saltándose esas fronteras o dejándolas abiertas por iniciativa propia. Gracias a traspasar fronteras la civilización ha progresado.
Dicen que los gastos para mantener a los refugiados e inmigrantes que llegan hasta nuestras casas, es enorme y no nos lo podemos permitir. No sé. No soy contable y desconozco el estado real de las cuentas de los gobiernos que nos gobiernan. Sé que dar refugio y comida produce gastos, pero también sé que, de siempre, esos gastos de alguna u otra forma acaban siendo devueltos con creces y acaban convertidos en beneficios en un medio o largo plazo. Son inversiones en futuro. Algo que, pese a su inconsistente nombre, siempre termina en logros comunes del que todos salimos beneficiados.
De lo único que estoy seguro, es que los inmigrantes son personas. Como usted y yo. Ni más, ni menos que personas. Iguales. Aquí no existen primus inter pares que valgan.
Recuerden, 3.573 personas muertas intentando llegar a un lugar donde poder sobrevivir. Hombres, mujeres y niños. Personas. No es un bonito número que saldrá premiado en el próximo sorteo de la lotería de Navidad. Aunque estoy seguro que ya habrá gente que lo ande buscando por si toca. Ya se sabe... personas.


lunes, 6 de julio de 2015

¡Vota vota que en tu culo explota!

En la europa democrática ha ocurrido algo insólito y que a muchos parece haber molestado horrores. Resulta que un país miembro, Grecia, ha decidido ejercer la democracia. Sí, algo inusitado.
Lo normal (a esto hemos llegado) es que los distintos gobiernos de los países miembros de la UE decidan y prefieran, por su cuenta y riesgo, no consultar a sus propios conciudadanos algunas cosas de vital importancia para sus países y sus vidas.
Grecia, gran país al que se le ha venido faltando el respeto desde hace muchos años (incluso también por sus propios gobernantes), ha decidido, por medio de Syriza, su actual gobierno recién salido de las urnas, llevar a referéndum algunas cuestiones que desde el BCE, el FMI y la CE, más conocidos como la troika, les vienen acuciando desde hace algún tiempo. 
El resultado, independientemente de lo que a partir de ahora ocurra, al menos ha dejado clara la postura del pueblo griego y no solo la de sus gobernantes. Esa es una de las virtudes de la democracia cuando se ejerce libre, honesta y, por supuesto, transparentemente.
Una de las cosas que ha evidenciado este rifirrafe con los griegos, es que la UE se rige por la tecnocracia, en lugar de por la democracia.Y esto no es bueno, especialmente, para los ciudadanos europeos.
Se habla mucho sobre que, ahora Grecia, saldrá de la moneda única. Algunos, incluso despotrican diciendo que saldrán de la UE... También dicen que los griegos son unos vagos y derrochadores, cosa que a cualquier persona normal le resulta extraño oír, sabiendo que hablamos de un país y no del vecino golfo del tercero.
En fin. No nos  tiremos de los pelos tan a la ligera. Grecia, pese a la soberbia de la troika, sigue formando parte del proyecto europeo. Grecia, es Europa. Y Europa, pese a estar tremendamente alemanizada hasta el tuétano, lleva en su ADN a Grecia, como lleva rastros de ADN de todos los demás países que la componen, incluida la misma Alemania. 
Además, respecto a la moneda única, algunos parecen olvidar que nueve países que forman parte de la UE no adoptaron el euro... Y no pasa nada. A algunos les va bien y a otros menos bien, exactamente igual que a los países que sí adoptaron la moneda única.
El affaire griego solo puede ser entendido desde la óptica de un pulso de poder echado desde los poderes fácticos europeos intentando doblegar a uno de sus miembros más díscolos, con el agravante de ser a la vez uno de los más morosos. Díscolos por tener la osadía de haber votado a un gobierno que se preocupa por su gente más que de su cuenta bancaria. Y morosos no porque no quieran pagar la deuda, sino porque, con las reglas y mandamientos religioso-económicos hoy en boga, les resulta imposible.Y no solo a ellos.
¿Han jugado alguna vez al Monopoly? Intenten jugar, si desde el inicio de la partida todas las casillas ya están edificadas y en poder del jugador que empezó en primer turno (llamémosle Alemania, y no nos preguntemos como ha edificado tanto y tan rápido en tan poco tiempo). Si tienen la suerte de caer en la casilla de la cárcel hasta les parecerá un alivio.

lunes, 30 de marzo de 2015

«Wanted»

Se antoja raro caminar altiva y orgullosamente, vanagloriándose de nuestra admirable transición, mencionando a todas horas esta bonita democracia que los españoles nos hemos dado, repitiéndonos cada dos por tres lo democráticos, europeos y modernos que somos, y que ahora nos salga la ONU con esa pijada de que España está obligada a extraditar a unos cuantos franquistas.
Y más raro se antoja aún cuando, encima, la ONU tiene que volver a insistir  en ello, pues el gobierno de esta, repito, España tan democrática, ha denegado tal petición la primera vez que se le pidió hacerlo.
No creo que esta demostración de «soberanía» se tenga que realizar de esta manera, máxime cuando anteriormente ya hemos dejado bastantes veces dicha soberanía con el trasero al aire, en asuntos más mundanos como el que nos recuerda vergonzantemente la reforma, con alevosía, estío y todos los parlamentarios de vacaciones veraniegas, del artículo 135 de nuestra sagrada constitución. Sí, ese artículo que da prioridad absoluta a los pagos de las deudas antes que a otras nimiedades como los gastos sociales. Por lo visto, cuando los dos grandes partidos políticos, PP y PSOE, firmaron dicha reforma estaban realizando un acto patriótico y absolutamente soberanista... a petición de los mercados, de Bruselas, y del gobierno alemán en patriótica representación, a su vez, del Bundesbank y demás organismos económicos. Todos muy patriotas y todos muy soberanos, por cierto. Incluso, se excusan y secretamente se enorgullecen de ello, autoconvenciéndose de que gracias a esa reforma, el país está remontando la crisis con más fuerza. Igual que los supervivientes del Titanic se autoconvencieron en su día de que se salvaron gracias a dios, pese a que muchos de los náufragos fueron encontrados en balsas en las que habrían cabido bastantes más personas. Pero el ser humano es así, hasta para salvarse hay primera y segunda clase.
España no cede ante los Marshall de la ONU, pese a muchos carteles de «Se busca» pongan en lugares públicos. Normal. ¿Qué se habrán creído? A nadie le gusta que le digan como limpiar los trapos sucios, y al gobierno español menos. Franco no inició y ganó una guerra para que ahora venga nadie a cantarle las cuarenta y pretenda juzgarle «in absentia» acusando a aquellos altos cargos que personalizaron su régimen hasta el final, incluso después de su tromboflebítica muerte.
¿Qué es esa soplapollez de la justicia universal y los derechos humanos? Los enemigos de Dios y de España están donde se merecen, ellos se lo buscaron, y el desamparo de sus familias es un efecto colateral que hay que asumir como pago a los 40 años de paz con los que nuestro glorioso Caudillo nos obsequió a todos los españoles.
Está claro que con estos mimbres no se pueden hacer más que estas cestas. Pero igual, si a los carteles de «Se busca» se le añade un incentivo en forma de recompensa... Ya sabemos que donde hay patrón no manda marinero, y no hay mayor patrón que poderoso caballero Don dinero. Ante él se inclina hasta el más honesto y honrado de los patriotas.
Pedir verdad, justicia y reparación, a algunos puede parecerles una cifra astronómica e inalcanzable de pagar como para siquiera tenerlo en cuenta. Pero lo cierto, es que es una bagatela comparado con lo que, justamente tasado y con la calculadora en mano, deberían pagar todos aquellos que a la sombra de un estado católico-fascista medraron e hicieron medrar a sus familias, a costa del resto de sus propios compatriotas. No añadamos el tacañismo a la lista de cargos.