miércoles, 8 de agosto de 2012

Delitos y faltas

El Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) ha llenado 30 carros con alimentos básicos en dos supermercados y ha hecho un sinpa. En su página web http://www.sindicatoandaluz.org/ explican claramente el porqué de esta acción en los dos supermercados andaluces.
La policía y la Guardia Civil ya tienen la orden para detener a los responsables. Se les acusa de robo con violencia. Y desde el gobierno están muy sensibles con el tema, especialmente algunos de sus miembros como el ministro de Justicia  Gallardón y el ministro de Interior Fernández Díaz.
Desde el poder gubernamental se está llevando el asunto como un problema de orden público, como un hecho delictivo y de ahí no se apean en sus conclusiones. No ven, o mejor dicho no quieren ver, el verdadero trasfondo de estos hechos.
Un país que hasta ayer como quién dice ataba a los perros con longanizas, se despierta un día y se da cuenta que más del 20% de su población está en el umbral de la pobreza; el paro anda ya casi por el 25% (habiendo familias en la que no entra ningún jornal al estar todos sus miembros sin trabajo); los 300 eurillos que reciben de subvención los parados que no reciben ningún tipo de prestación tiene los días contados; un porcentaje significativo de la población tiene su vivienda hipotecada con el banco (casi un 10% de los hipotecados ha perdido su trabajo y está en paro y un 8% debe más de lo que vale su casa ); podemos seguir con la cantidad de recortes en sanidad y educación; con la subida del IVA, etc. Hay tela para cortar un rato (y no es un chiste Bankario).
Cuando el gobierno es el primero en incumplir las leyes existentes (llámese Constitución) y/o cambiarlas a su antojo (véase la modificación de la Constitución que aprobó el PSOE estando en el gobierno con el apoyo del PP amparados en su mayoría de escaños parlamentarios, referente al techo de endeudamiento del estado y la obligación de pagar primero la deuda antes que otras cosas), es un deber inexcusable rebelarse y cambiar dicho gobierno.
Cumplir y hacer cumplir las leyes, cuando esas leyes siempre defienden al poderoso antes que al ciudadano de a pie que es además mayoritario en el país, es jugar con las cartas marcadas. Si las reglas del juego están viciadas en su origen el juego está corrompido desde el principio. ¿Cumplir la ley pese a ser una injusticia? o ¿Incumplir la ley para ser justos? ¿Hacer trampas en un sistema tramposo además de ir contra la ley es delito?. Esto más que una cuestión penal me parece que es una cuestión moral.
Por una vez y sin que sirva de precedente voy a poner un ejemplo bíblico del Nuevo Testamento que aparece en los cuatro evangelios, aunque contradictoriamente y con errores, pero ya sabemos que La Biblia no da más de sí. Aunque hay bastantes más ejemplos en la vida de Jesús sobre el dilema (dilema para los demás porque él solucionaba rápido esas cuestiones) de cumplir las leyes judías, las de los romanos o las de Dios, me decanto por el pasaje de la expulsión de los mercaderes del templo en Jerusalén porque es además la única en la que Jesús se comportó violentamente. No agredió físicamente a nadie, ni animal ni persona, pero según cuenta el pasaje, con un látigo hecho de cuerdas echó a todos los mercaderes (que legalmente, según las leyes de la época, tenían derecho a vender sus productos en el templo) y a sus animales y volcó sus mesas y arrojó al suelo las monedas de los cambistas mientras los increpaba a grito pelado. Por cierto, según los estudiosos del Jesús histórico, este hecho fue uno de los motivos de su posterior arresto y crucifixión. Jesús incumplió las leyes cuando vio inmoralidad en ellas. Esto deberían tenerlo muy presente todos aquellos miembros del gobierno que además sean creyentes en Cristo y en su fe Salvadora.
No me siento con ganas de moralizar a nadie. Lo que está bien o está mal depende muchas veces de la actitud de cada uno y de las circunstancias en la que se encuentre. Lo bueno y lo malo puede intercambiarse la ropa interior y tanto a uno como a otro le queda igual de bien (o de mal). Prefiero recomendar la película "Delitos y Faltas" dirigida (y protagonizada) por Woody Allen. Habla sobre muchas cosas, pero también habla sobre la moral. Recomiendo verla detenidamente.



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