domingo, 5 de agosto de 2012

Turismo político-subersivo en el Caribe

No pensemos que a Cuba solo va el rojerío irredento mundial para intercambiar impresiones y ver en persona el funcionamiento de un estado socialista, y de paso y si se tercia echar una canita al aire con alguna jinetera avispada y tomar unos mojitos mirando al crepúsculo del día en la playa de Varadero abrazándose a la compañía jinetera de pago.
También existe en tierras cubanas un turismo más "culto" y apenas oculto (al ojo de los servicios de seguridad cubano no se le suele escapar nada). Hay una creciente actividad en el ámbito de los viajes concertados desde las sedes de los partidos conservadores (sobre todo europeos) para disfrutar de unos días de asueto y turismo político para tomar el pulso y ayudar económicamente a la oposición política cubana.
No creamos que dichos partidos conservadores y neoliberales llevan a sus pesos pesados ideológicos a hacer el trabajo de campo y dar la cara. Los James Bond de antaño han dejado paso a los Jaimitos imberbes convencidos y autoconvencidos de ser unos héroes de la libertad en lucha contra el imperio del mal comunista. Salen más baratos y hacen menos preguntas, y cuando preguntan para autoconvencerse más de lo que están suelen hacer las preguntas equivocadas. Su impulso juvenil y su idealismo reaccionario les anima a no ver los peligros a los que se exponen.
Lo malo de utilizar y exponer a chavales sin seso ni conciencia para hacer un trabajo que incluso hombres curtidos tienen dificultad para llevar a buen término, es que la imprudencia acaba siendo amiga inseparable de la mala suerte y el resultado no acaba siendo del agrado ni lo que esperaban aquellos responsables de enviarlos a un destino dudoso y más peligroso de lo que estarían dispuestos a reconocer.
No es cierto que las actividades de estos aspirantes a James Bond de baratillo sea llevar la tan cacareada y manida "democracia occidental" a la isla caribeña. Esa "democracia" es el efecto colateral que irremediablemente se manifiesta después que esos "mensajeros de la paz", que resultan estar a las órdenes de los halcones de la guerra, hagan su trabajo y cumplan su auténtico cometido que no es otro que procurar negocios con pingües beneficios a ciertas personas.
No puedo discernir que pensamientos ocultos discurren por las cabezas pensantes de algunos partidos conservadores europeos, pero sí puedo discernir con claridad lo que piensan las cabezas pensantes del partido conservador- neoliberal español por excelencia, el PP.
La idea de "democracia" que tiene en mente el PP no es la que el diccionario nos define y nos aclara. Para el PP la democracia es aquel sistema (el que sea) en el que ellos gobiernan y los empresarios afines (muchos de ellos son parte del propio gobierno) se benefician. Los demás (todos aquellos que no forman parte del gobierno ni son sus acólitos) tienen que obedecer sin rechistar. Esa es la democracia que se pretende exportar y se desea apadrinar en Cuba. Bastante parecida, por otra parte, a la que desde hace algún tiempo "disfrutamos" aquí en España.
¿Pruebas?. Si obviamos la fraternal relación que en el PP existe desde que Jose Maria Aznar fue presidente del gobierno español con el ala más adinerada, radicalizada y vocinglera de la oposición exiliada cubana en Miami, la prueba del algodón es el negocio turístico con todo lo que ello abarca en cuestión de ocio y esparcimiento. Cuba siempre ha sido el destino favorito de los Estados Unidos para disfrutar del sol, el buen tiempo, las mujeres y el juego. Recordemos la época de Batista, tampoco ha llovido mucho desde entonces.
Cuba sin ningún tipo de industria digna de llamarse con tal nombre, con una agricultura mal reformada y que sigue siendo casi de subsistencia, solo puede exportar su clima y su situación privilegiada en el Caribe a escasos 150 kilómetros de la costa estadounidense, un mercado de más de 300 millones de habitantes con dólares que gastar. Una perita en dulce a la que muchos intereses económicos desean dar un buen mordisco desde hace décadas.
Un polluelo de las Nuevas Generaciones del PP con alto cargo en dicha organización, Ángel Carromero, ha tenido un percance automovilístico y está detenido en la isla de Cuba acusado de homicidio por conducción imprudente. Dos personas que iban en el mismo coche que él conducía han muerto, cubanos y miembros de la oposición del régimen cubano. Los familiares de los fallecidos piden aclaraciones a quienes no deben, pero estoy seguro que el gobierno cubano les dará las aclaraciones oportunas aunque no sean de su agrado. La familia de Carromero pide al gobierno español que le saque de Cuba cuanto antes. Un gobierno que no sabía nada de las andanzas de dicho aprendiz de James Bond en un coche alquilado por la isla caribeña en compañía de uno de los líderes de la oposición Oswaldo Payá, uno de los fallecidos en dicho accidente de coche, en una misión de espías de baratillo para intercambiar información y posiblemente entregar dinero para financiar al partido político del fallecido Payá, cosas que al gobierno cubano no le agradan y de lo que no se le informó al entrar en la isla el miembro del PP detenido.
No es el primer español ni será el último que tenga un percance automovilístico en Cuba, pero seguro que sí será el primero en disponer de los mejores recursos diplomáticos por parte del gobierno español para traerle de vuelta a casa. El sol cubano no calienta lo mismo a aquellos que van por simples motivos turísticos a la isla que a los que se desplazan por motivos turístico-políticos con la connivencia de una de las ramas más ultraliberales y anticomunistas del PP. Este partido de patriotas una vez más ha dejado a la diplomacia española con el culo al aire en su lucha contra "el imperio del mal comunista". Jugar a la ruleta rusa con peones a los que les hacen creerse alfiles para avanzar en un tablero repleto de trampas desconocidas no se hace y menos con polluelos criados bajo sus propias alas. Otra muestra más de la soberbia de la que hace gala el PP, esta vez con el efecto colateral de uno de sus más autoconvencidos seguidores de su ideología caduca y prepotente.







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